Hay políticos que por defender su espacio de partido hacen daño a la democracia. Por insultar a Podemos, rebajan a las víctimas del terrorismo a algo banal, por hacer valer su propia valía, convierten a la libertad de expresión en una bagatela, por tener un espacio propio de visibilidad, llenan de estiercol la convivencia: Maroto, Hernando o el necio que va a dirigir Nuevas Generaciones debieran saber que el franquismo se originó en un golpe de Estado, fallido porque el pueblo le paró los pies al fascismo durante tres años y que Franco ganó con la ayuda de Hitler y Mussolini.
Franco fusiló a 200.000 patriotas por defender la Constitución. Y que poner calles a los franquistas es hacer apología del terrorismo. Y es un insulto y atrasado. Y que el PP, responsable de despedir a periodistas, tertulianos y directores de periódicos se permita el lujo de hacer acusaciones gratuitas sobre supuestas acusaciones sin pruebas, solo se explica en un país al que todavía le huelen los pies a franquismo. Luego nos quejamos de Trump.
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